La mayoría de los expertos en lenguaje consideran que los
experimentos realizados con chimpancés son
ilusiones. Steven Pinker, especialista en ciencias cognitivas del
Instituto de Tecnología de Massachusetts que estudia la
adquisición del lenguaje en los niños, dice: "Este tipo de
investigación se parece más a los osos del circo de Moscú que
son adiestrados para montar en monociclo. Se puede entrenar a los
animales para que hagan toda clase de cosas sorprendentes".
Pinker no está convencido de que los chimpancés hayan aprendido
nada más complicado que apretar los botones adecuados para que
los primates sin pelo que están al otro lado de la consola les
den chocolatinas, plátanos y otras chucherías.
Noam Chomsky, lingüista del MIT cuya teoría de que el
lenguaje es innato al ser humano y exclusivo de éste es un firme
soporte en este campo, opina que intentar enseñar habilidades
lingüísticas a los animales es irracional, como lo sería
intentar enseñar a la gente a batir los brazos y volar.
"Los humanos pueden volar unos nueve metros: eso es lo que
hacen en los Juegos Olímpicos. ¿Es eso volar? La pregunta es
absolutamente absurda", comentó Chomsky en una entrevista.
No hay pruebas de que los sonidos que emiten los chimpancés
surjan de algo parecido a los órganos del lenguaje que, según
Chomsky, sólo residen en el cerebro humano. Esta conexión
neurológica es la fuente de la gramática universal que une
todos los lenguajes.
Pero algunos investigadores como Stuart Shanker, de la York
University (Toronto), opinan que los lingüistas aplican un doble
rasero: quitan importancia en los chimpancés a facultades -como
reunir un nombre y un verbo para formar una frase- que consideran
capacidades lingüísticas incipientes en un niño pequeño.
"Los lingüistas han ido aumentando sus exigencias y Sue ha
ido cumpliéndolas. Pero los lingüistas siguen cambiando de
sitio la portería", dice
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